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Eddie Palmieri y su histórico concierto en Sing Sing cumple medio siglo

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 HISTORIA: Un día como hoy, hace 50 años, Eddie Palmieri llevó su música a la cárcel de Sing Sing y se convirtió en el primer artista afrocaribeño en publicar un disco desde una prisión.

A continuación presentamos un extracto del libro EDDIE PALMIERI LA HISTORIA DEL SOL MAYOR en el cual recordamos este histórico momento.

SING SING CANTÓ

Durante la producción del álbum Harlem River Drive de 1971, Morris Levy, el mandamás de Tico, ya pensaba retirarse del negocio de la música latina, lo que incluía poner a la venta su disquera. Tal situación impactó a varios de sus artistas, incluido Eddie Palmieri quien, después de Vámonos pa’l monte no grabaría otro álbum en estudio con el sello.

Ismael Quintana, cantante de la banda, recibió la propuesta de grabar como solista para la United Artists y, con permiso de Eddie, hizo para ellos Punto y aparte (1971, con arreglos de Charlie Palmieri y Javier Vásquez), y Dos imágenes (1972), producido por Bobby Marín y con arreglos de Louie Ramírez, Javier Vásquez y Héctor Garrido.

A pesar de esta situación, la actividad de la orquesta de Eddie Palmieri se mantuvo constante. Imbuido siempre de aquella inquietud social, apoyaba causas como las del líder campesino mexicoamericano César Chávez (tocando en un evento de apoyo a su lucha sindical) y llevaba su música a las prisiones, sin cobrar un centavo. De aquellas presentaciones salieron dos volúmenes grabados en la cárcel de Sing Sing que Tico sacó al mercado en 1972 y 1974. Participaron varios músicos del Harlem River Drive, los locutores Paquito Navarro y Joe Gaines y el activista social Felipe Luciano.

Palmieri no solo tocaba su música a los internos de las cárceles. Les llevaba poesía y un mensaje de esperanza. En su opinión, ellos debían tener la oportunidad de crecer y aprender durante su encierro y llevarles música era su manera de ayudarlos. Eso le causaba una gran satisfacción personal. Asimismo, era invitado a las Universidades para dar charlas a los alumnos y presentar su música. Uno de sus conciertos sería en la Universidad de Puerto Rico, que también dio motivo, más adelante, a un álbum doble.

En una ocasión, tocando con su orquesta en la prisión de Rikers Island con el trompetista de jazz Dizzy Gillespie, éste bromeó al presentarlo: “antes de que traiga a mi hermano del alma Eddie Palmieri … Eddie, ¿alguna vez has visto una audiencia tan cautiva?” El auditorio no lo tomó bien y casi los botan de la tarima.

The Sing Sing Correctional Facility fue construida en 1825 por cien presos de la prisión de Auburn, que fueron confinados ahí cuando la obra acabó. Fue la tercera cárcel de New York y fue famosa por sus cientos de ejecuciones en la silla eléctrica.

Para los latinos, dicha prisión era también célebre por el tema La cárcel de Sing Sing, en la que el compositor dominicano Bienvenido Brens narraba la historia de un recluso condenado a muerte por haber matado a su mujer infiel y al amante. La canción llevó a la fama al invidente vocalista puertorriqueño José Feliciano.

Por aquellos años, las leyes contra las personas que vendían drogas habían sido endurecidas y se empezó a castigar con cárcel. Ese fue el motivo por el cual, muchos amigos y conocidos de Palmieri (y de otros músicos) que fungían de dealers en los salones de baile, fueron llevados a las prisiones federales, Sing Sing incluida. Gente cercana al pianista, como Tony “Gorilla” o Calvin Clash “Snookie” (autor de varios temas del disco Harlem River Drive) habían sido internados ahí y Eddie, con la inquietud de visitarlos, propuso a las autoridades realizar un concierto para todos los internos.

En 1971 Sing Sing había iniciado un ciclo de actividades culturales como esparcimiento para los convictos. Palmieri llevó a dicha prisión el siguiente plantel musical:

Piano y líder: Eddie Palmieri. Trompeta: Ray Maldonado. Trombón: José Rodrigues. Saxo: Ronnie Cuber. Guitarra: Harry Viggiano. Bajo: Andy González. Conga: Ray Romero. Percusión: Jerry González. Timbales: Charlie Santiago. Bongó: Nick Marrero. Batería: Reggie Barnes. Fender bass: Hank Anderson. Guitarra: Cornell Dupre. Voces y coros: Ismael Quintana, Arturo Campa y Arturo Franquiz.

El concierto, que Eddie quiso dedicar los internos y especialmente a “Snookie”, fue programado para el miércoles 12 de abril de 1972 con un hecho anecdótico: Cuando llegó la fecha, el amigo había sido trasladado a otra cárcel.

Como estrellas invitadas figuraron Charlie Palmieri (órgano) y Jimmy Norman con los cantantes del Harlem River Drive, Lorene Hanchard y Alvin Taylor. Además de Felipe Luciano y su poesía, estuvieron los comediantes Chavetita y Pirigón, que eran internos del penal. El ingeniero de sonido fue Vicente Cartagena de Mastertone Studios (donde se grabaron los primeros LPs de Alegre Records), y el productor fue Joe Cain.

Algunos escépticos le advirtieron que el concierto no tendría éxito ya que el ochenta por ciento de los reclusos eran afroamericanos que no gustaban de la salsa. “Solo abran la cortina, no se preocupen” les respondió el pianista.

El disco representó fielmente la energía y rebeldía que Eddie emitía con su música. Su comienzo no pudo ser más vibrante: Joe Gaines presentaba a “Mister Swing Eddie Palmieri en Pa’ la ocha tambó”, composición inspirada por la lectura de El Santo (La Ocha) Secretos de la Religión Lucumi, libro escrito por Julio García Cortez en 1971 y que Eddie compró en una botánica. La canción era una agresiva declaración de principios de más de diez minutos de duración (“Hace tiempo que vengo tocando y sonando el tambor”) con la voz “perfecta” de Quintana y el piano eléctrico (en todo el sentido de la palabra) de Palmieri. Al escucharlo, no dudo que los internos de Sing Sing, aunque estaban entre rejas, debieron sentirse libres, gritando a todo pulmón. ¡Y eso que el tema se escribió apenas en la víspera del concierto!

Sin tregua, V.P. blues mantuvo la tensión en el auditorio. Instrumental compuesto por Eddie junto al bajista Víctor Venegas (el título hacía referencia a los apellidos de los autores) y en el cual los hermanos Palmieri ofrecieron un contrapunto de infarto.

El lado B del volumen uno, publicado por Tico el mismo 1972, incluyó el clásico Muñeca y una versión bilingüe de Azúcar (con la actuación de Jimmy Norman y los vocalistas del Harlem River Drive) que empezó con el arreglo normal y, luego, cambió a funk para terminar nuevamente del modo latino. También se incluyó el poema Jíbaro/My pretty nigger por parte de Luciano, cabeza visible de The Young Lords en New York y quien escribió las notas del LP que tuvo un diseño de Izzy Sanabria.

José Massó, una de las personalidades boricuas más reconocidas en Boston (donde radica desde 1973) y productor del show radial “Con Salsa”, recuerda el gran impacto de ese disco y, en especial, del poema de Luciano que la mayoría de los universitarios boricuas en Estados Unidos recitaban de memoria, orgullosos de sus raíces.

Otros momentos del concierto en Sing Sing fueron publicados dos años más tarde en el segundo volumen Eddie Palmieri recorded live at Sing Sing Vol. II que, en realidad, fue publicado por Tico y Joe Cain para competir con el propio pianista que ya pertenecía a otra disquera. Este segundo volumen incluyó una versión de Vámonos pa’l monte y el tema Somebody’s son escrito por Palmieri con Jimmy Norman, además de dos poemas: Calle de la Vera Cruz, recitado por Paquito Navarro y Un rifle oración, a cargo de Felipe Luciano, quien también lo había declamado en el documental ¡Right on! de The Last Poets, dirigido por Herbert Danska en 1970.

Como no quedaba más material del concierto para publicar, Cain rellenó el Sing Sing 2 con Mi mujer espiritual que, en realidad, era el tema My spiritual indian, del LP Justicia y con Diecisiete punto uno (17.1), la descarga de Superimposition.

Estos serían los últimos dos LPs que Eddie Palmieri publicaría en Tico Records, disquera que estaba a punto de caer en “los tentáculos” de Fania, cuyo mandamás -Jerry Masucci- iría luego en pos del contrato del “hombre de la barba”. 

Los discos de Sing Sing fueron otra prueba del carácter innovador de Palmieri. Fue el primer artista de música afrocaribeña en publicar un disco grabado en una prisión. Dos años después, el 16 de enero de 1974, Larry Harlow grabaría (también en Sing Sing) el disco Live in quad con el cantante Junior González y en 1975, inspirado por Palmieri y desde la cárcel Oso Blanco de Puerto Rico, Bobby Valentín grabaría los dos LPs Bobby Valentín va a la cárcel, con los que inauguraba su propia disquera, Bronco Records. En aquel concierto, los cantantes fueron Frankie Hernández y Marvin Santiago.

Años más tarde, Marvin sería internado en la cárcel regional de Bayamón, Puerto Rico, donde grabó (en 1981) el LP Adentro. Valentín “regresaría” a la prisión de Oso Blanco en el 2002 con un gran concierto titulado Bobby Valentín vuelve a la cárcel.

En los discos de Sing Sing se puede escuchar el desborde sonoro que solo Eddie Palmieri podía generar, frenesí que puede verse en YouTube, en videos de la época, filmados en el Central Park de New York, de Muñeca y Vámonos pa’l monte.

Desbordado, jadeando, moviendo la cabeza, golpeando el teclado, parándose y sentándose continuamente. Palmieri era una “fuerza de la naturaleza”, representante fiel de la psicodelia musical de los 70. Su orquesta explotaba, mejor que ninguna, toda la energía de los tambores para el goce del cuerpo que respondía bailando. Si a eso sumamos las letras contestatarias para la época, reclamando justicia o libertad (lógico), estamos ante un fenómeno especial: Nadie mejor que Eddie Palmieri para representar el “latin music power”. Rebeldía con causa y con salsa.

Source: radioelsalsero.com