La Salsa le debe mucho a Johnny Pacheco. Musical y comercialmente. A comienzos de los 60 fue el responsable del furor de la charanga en New York y, una década después, se convirtió en el líder de la Fania, la disquera que llevó el estandarte de la música afrocaribeña al mundo.
Flautista, percusionista, compositor, arreglista, director, productor, vocalista. Pacheco hizo de todo en la Salsa. Y lo hizo, casi siempre, bien.
Aunque estaba retirado hace varios años, su nombre ya era leyenda. Hoy murió.
El año 2009, en los primeros meses de La Radio de El Salsero, busqué entrevistarlo. Conseguí su número, preparé la grabadora (por si acaso) y marqué, sabiendo que tendría que convencer a Cuqui, su esposa, para que me diera el chance.
La primera sorpresa fue que el mismo Pacheco contestó el teléfono y la segunda fue que accedió de inmediato a la nota.
La conversación duró solo 30 minutos, pues Johnny tenía un compromiso previo. Solo hubo tiempo para hablar de sus primeros años y no tuvo segunda parte. A continuación les comparto el audio y la transcripción de aquella charla, uno de esos momentos felices que he tenido como salsero.
Sin duda, la historia le tiene reservada una silla especial. Estamos de duelo!
El Salsero: Maestro Johnny Pacheco bienvenido a la Radio de El Salsero por Internet para el Perú y el Mundo
Johnny Pacheco: Muchísimas Gracias Eduardo y estoy muy contento por la oportunidad de estar aquí con Ustedes vía Internet. Es un placer estar con Ustedes, especialmente contigo Eduardo
E.S.: Muchas Gracias Maestro. Este año 2009 es muy significativo para Usted porque nos enteramos que en Marzo fue homenajeado en su tierra natal, en Republica Dominicana. Usted fue merecedor de los importantes premios Cassandra y no solamente eso sino, tengo entendido que el Senado de su país le confirió un homenaje por su gran trayectoria musical. Hay un dicho que dice “nadie es profeta en su tierra” pero en su caso no es verdad, pues sus propios compatriotas lo han reconocido con esas distinciones
J.P: Muchas Gracias, la verdad que fue un verdadero honor recibir los premios que me dieron en la República después de tantos años fuera de ahí , hubo un reconocimiento que me hizo el Senado que fue espectacular, también el premio Casandra, hace cuatro años que me lo entregaron pero este año vino El Soberano que es el maximo, tengo la parejita (los dos premios) y siempre la veo.
E.S.: Sería un atrevimiento intentar en pocos minutos referirnos a toda su biografía musical. Sin embargo yo quería que me cuente: todos sabemos que usted nació el 25 de Marzo de 1935 y que su padre don Rafael Azarías Pacheco estaba con dos tíos suyos en la orquesta Santa Cecilia. Hábleme un poquito de esos tiempos en República Dominicana, en Santiago de los Caballeros.
J.P: Bueno, cuando formaron la orquesta yo todavía no había nacido, pero él me mandaba vibraciones, ya sabía que iba a ser algo serio. La suerte fue que me crié con mi padre, él me llevaba, como yo era el menor, creo que ya tenía esa vena musical, entonces él me llevaba a los ensayos, las retretas en el parque y siempre me dio el apoyo en la cuestión de la música.
E.S.: ¿Es cierto que don Rafael le regaló una armónica que fue su primer instrumento musical?
J.P: Ese fue mi primer instrumento y como a la semana y media toqué un disco que habían grabado, “Compadre Pedro Juan”. Cuando terminé de tocar el merengue mi padre dijo “este va a ser músico”.
E.S: Ese tema es un clásico de la República Dominicana, de Don Luis Alberti.
J.P: Luis Alberti era el pianista de la orquesta.
E.S.: Y dígame, ¿cuál es la razón por la que la familia decide emigrar de República Dominicana y llegar a New York a mediados de los cuarenta?
J.P: Como la orquesta Santa Cecilia era la mejor que había, Trujillo el presidente, que era un dictador, mandaba siempre a buscarla para que tocara en las fiestas privadas. Y a él le gustó mucho la orquesta y como quería adueñarse de todo, quería cambiarle de nombre a la orquesta, “Presidente Trujillo”. Y el viejo mío le dijo que no, Azarías tenía bien puestos los pantalones y se fajaron los dos a discutir y eso, y después de unas semanas le dijeron a mi padre: “la cosa no está muy bien, tienes que salir del país”. Y entonces yo le agradezco a Trujillo que por él vinimos aquí a New York donde he tenido una carrera muy bonita.
E.S: Y llega Usted a mediados de los cuarenta, adolescente. Pero al comienzo, si bien le gustaba la música, Usted quería ser ingeniero en electricidad.
J.P: Bueno sí, yo quería estudiar ingeniería porque siempre hay que tener otra cosa. Yo tenía la electrónica, pero lo que pasó fue que yo me gradué con honores y salí a buscar empleo y lo que me ofrecían era 35 dólares semanales. Lo encontraba muy poco para lo que yo sabía, pero un día cuando llegué a casa recibí una llamada para formar un cuarteto de Merengue para tocar acordeón que fue uno de los instrumentos que aprendí también. Y me ofrecieron 95 dólares por tres días con casa y comida.
Cuando llegué a casa guardé las herramientas y nunca las he sacado.
E.S.: Y así fue que la música ganó al gran Johnny Pacheco que empezó ahí con ese grupo; me parece que ahí estaba don Luis Quintero un personaje importante de la música dominicana.
J.P: Bueno, Usted está bien enterado porque Luis Quintero era el tamborero, él también estaba ahí. Era Luis Quintero, Willie Sosías y ahora no me acuerdo del cantante.
E.S: Si no me equivoco sobre Luis Quintero, él llegó a grabar algunos discos en la disquera Ansonia que era de Rafael Pérez Dávila.
J.P: Sí, él trabajaba con don Ralph. Trabajaba en el departamento de mercancías, también tocaba la tambora que es el instrumento clave para el merengue. El señor Pérez era una bella persona y le dio la oportunidad de tocar tambora. Él empezó también con Ángel Viloria.
E.S: Otro personaje importante de la música dominicana de todos los tiempos.
J.P: Casualmente estaba yo pensando que eso fue en los cincuentas que el merengue estaba en apogeo. Hay un merengue que lo cantaba Dioris Valladares que era “A lo Oscuro”; eso fue un hit grandísimo.
E.S: También Usted estuvo tocando también un tiempo con Dioris Valladares, usted creo que era conguero de la orquesta de Dioris
J.P: Yo tocaba tumbadora. Como yo tocaba tumbadora y como mi padre me enseñó a tocar clarinete, cuando venían los danzones y las danzas yo tocaba clarinete.
E.S: y se acuerda usted de ese grupo que se llamaba “Los Chuchulecos Boys”
J.P: Los “Cha-ka-Loo-Kis”, ese fue un grupo que empezamos Charlie Palmieri, Kako, ya no me acuerdo quiénes eran, pero sonábamos muy bien y yo ya estaba empezando a tocar la flauta.
E.S: Ahí también estaba otro genio de la música como era Barry Rogers.
J.P: Bueno sí, Barry fue de los primeros que yo conocí porque estudiábamos juntos. Yo escogí electrónica y él escogió mecánica de carros. Y era buen mecánico.
E.S: También por esa época, aparte de ser músico, Usted también fabricaba instrumentos de percusión…
J.P: Yo fui de los primeros que empezó a hacer tumbadoras con una madera que nos mandaban de México. Yo tenía una pega que era increíble y yo nunca le puse aro y nunca se rompía por ahí. Y también hice unas campanas con un metal que usaban para los aviones que tenían un sonido espectacular. Empecé a venderlas y a lo mejor ellos pensaban que yo iba a ser campanero.
E.S.: Uno de los primeros grupos en los que estuvo fue de otro personaje de la época que era Gilberto Valdez, cuénteme un poquito sobre él.
J.P: Bueno con Gilberto Valdez fuimos la primera Charanga en New York. Fuera de Cuba yo creo que él fue el primero que montó una Charanga. Usted sabe, una Charanga está compuesta de dos violines o tres, con los cantantes unísonos, timbal, tumbadora y güira. Y bueno piano y bajo. Gilberto Valdez fue el primero que vio que yo estaba interesado en tocar la flauta y me dieron ese puesto.
E.S: Maestro, se recuerda mucho toda esa explosión de la Pachanga y la Charanga acabando los 50s y comenzando los 60s. Por esa época, antes que forme su propia Charanga, Pacheco y su Charanga, Usted tuvo una estadía que todo el mundo recuerda con la Duboney, con Charlie Palmieri, pero muchos no se acuerdan que antes de estar con la Duboney, Usted formó parte de un quinteto con Charlie y otros músicos como Juancito Torres, puede ser?
J.P: Bueno sí, teníamos un quinteto donde abrimos tocando en las “Montañas Judías”…
E.S: los Catskills…
J.P: Los Catskills. Nos juntábamos a tocar con el quinteto, pero lo bonito era que yo tocaba batería con Juancito y Luis Café tocaban la trompeta, Güito Delgado y Charlie en el piano. Y nos ponían los papeles para tocar a primera vista y nosotros acabábamos con ellos. Fue uno de los mejores grupos que tocó en los Catskills y de ahí vino la idea para hacer la Duboney. Formamos la Charanga y después nos dividimos porque yo tenía una idea propia y Charlie tenía la de él, de la forma de cómo atacar el género de Charanga y nos dividimos pero amistosamente.
E.S.: Eso es muy relevante en mi opinión porque en la historia de la música Salsa, de la música Latina, han habido muchas rupturas de grupos que estaban juntos y los músicos se separan y a veces no quedan en buena relación. Pero en este caso cuando Usted empezó su Charanga y se separó de Charlie fue un caso muy especial porque siguieron siendo muy buenos amigos, no hubo pelea en ese momento.
J.P: Bueno al contrario, cuando nos dividimos en vez de llevarme la música mía, (Charlie se iba a quedar como con tres temas), le di la mitad del repertorio. Le dije escoge tú lo que quieras de aquí y le di suficiente música para empezar.
E.S: Y ahí empieza usted su discografía propia, en lo que era la casa Alegre de Al Santiago con ese famoso disco con la silueta negra en el fondo naranja, que fue un record de ventas, donde estaba “El Güiro de Macorina”, de Louie Ramírez.
J.P: Bueno, eso tiene una historia y te la voy a decir breve. Yo salí a vender el disquito con el “El Güiro de Macorina” y “Óyeme Mulata” pero pasé por las casas disqueras hispanas y por poquito salgo llorando porque me dijeron que no servía, que era una porquería, que no iba para ningún lado. Pero yo nunca me di por vencido y da la casualidad que había un locutor Rafael Font que tocaba la música de Charanga como Orquesta Aragón y Fajardo. Entonces yo le llevé el disquito a él, un viernes en la noche y nada más puso el disco para ver la reacción del público y cuando lo puso, el sábado estaba todo el mundo tocando el disco. Y ya yo tenía un hit hecho. Y el domingo fue Al Santiago quel ya sabía quetenía un éxito y me dio un contrato y lo firmé. Así firmé con Alegre.
E.S: Y con Alegre usted fue tal vez el músico más vendedor de la disquera de Al Santiago…
J.P: Seguro que fui, no solo el que más vendió, sino el que le llevó a Charlie, a Eddie, el hermano, le llevé a Orlando Marín, Chivirico Dávila. Empecé a reclutar gente, porque yo quería comprar la mitad de la compañía pero Al Santiago era, pobrecito, buena gente, pero como que se enfermó del “Cócoro Miyare”.
E.S: Sí, era un personaje muy excéntrico, la gente que lo conoció decía que Al era un tipo muy bondadoso, muy buena gente pero a veces era un poquito excéntrico en su comportamiento, verdad?
J.P: Bueno, ¿excéntrico o estaba medio loco? Una vez fuimos a Puerto Rico y fui a coger el ascensor y cuando abrió la puerta estaba con saco, corbata y sin pantalones. Y me dice: “no, que se me quedaron los pantalones que van con la chaqueta y voy para la tienda a comprar”. Y así mismo salió del hotel, pasó ahí nomás un policía y por poquito lo arrestan.
E.S.: Y hablando de Al Santiago, Usted también estuvo en la primera grabación de las Estrellas Alegre, junto con Charlie, Barry, Kako y todos esos músicos
J.P.: Bueno, nosotros formamos el grupo de las Estrellas Alegre pero no me acuerdo si ese era el nombre que le pusimos; eso lo empezamos nosotros descargando. Durante los ensayos nosotros buscamos a Patato que nos hacía un “rabo encendido” en la cocina y empezábamos a tocar y a inventar con el grupo, con Charlie en el piano, Barry Rogers, Boulong Puchi, Kako… Usted debe saber más quiénes son los que me faltan, Bobby Rodríguez en el bajo, y entonces hacíamos los ensayos y todo eso para desarrollar el grupo y tocábamos sin música, era todo de oído e improvisado. Y fue muy interesante. Entonces Patato no quería tocar lo que quería era cocinar. Y entonces después del ensayo empezábamos a comer, pero la pasábamos de maravilla.
E.S: Y eso fue inspirado en esas sesiones de descarga de la Panart en Cuba en los cincuentas Eso fue un poco la idea original, verdad?
J.P: Puede ser. Porque allí empezaron con Peruchín y los grupos de Filin que hicieron en Cuba, pero también aquí eran muy populares los Jam Sessions en que se juntaban los músicos a improvisar. En cada esquina había un saloncito para tocar o un club de baile que ya no existen ahora.
E.S: ¿Usted grabó con Dámaso Pérez Prado?
J.P: Yo era el que le formaba la orquesta a Dámaso, porque yo estaba tocando la percusión con la NBC que era una de las empresas más grandes, entonces cuando venía Pérez Prado me decía: “búscame una orquesta”, y yo buscaba la orquesta de la NBC que tenía los mejores músicos
E.S: Háblenos de un personaje muy querido por todos los Salseros y que lamentablemente ya no está desde hace nueve años con nosotros, que fue su compay, Pete “El Conde” Rodríguez. Él empezó con Usted en la época de la Charanga y lo acompañó en la transición a Fania.
J.P: Bueno, para mí fue una de mis mejores voces. Lo considero uno de los mejores soneros del mundo, porque tenía una inventiva muy bonita y un tipo de voz pastosa pero también tenía un volumen increíble y como persona era “una dama”.
E.S.: Sí; Pete era muy querido y era muy gentil con todos. Con Usted formó lo que fueron Los Compadres en Fania y en fin…Hablando de Fania que es un hito en la historia de la música latina de todos los tiempos, quisiera que nos comente como fue que usted se asoció y donde conoció a Jerry Masucci.
J.P: Lo conocí a través de un amigo mutuo, le dije que yo tenía la Charanga y él le dijo a Jerry que la orquesta Aragón se estaba presentando en un sitio llamado El Ariete. Y era mentira, era la orquesta mía y entonces Jerry, que esperaba ver a la Aragón, dijo “qué va! esta no es la Aragón, quién es!”. “Bueno esa orquesta es de Johnny Pacheco” y se quedó oyendo la música y le encantó. Nos hicimos amigos y se transformó en un “gruppie” pues dondequiera que tocábamos, allí estaba él.
Da la casualidad que me vino el primer viaje a África y lo llevé y una de las cosas que pasó fue que se subió en la tarima y hacía “aguaje” con las maracas. Entonces le quité las maracas y le saqué las pepitas (las semillas) para que no siguiera, porque tocando no tenia ritmo y hacia “aguaje”. Pero desarrollamos una amistad muy bonita .
E.S: Maestro, cuénteme un detalle que poca gente conoce. Se dice que Art Ford le propuso, en pleno boom de la Charanga, una gira de promoción a nivel nacional para promocionar la Música Latina, pero que Usted no tuvo el apoyo de los empresarios latinos, quienes muy temerosos decían que eso no iba a funcionar. Tal vez eso fue un aguijón para que Usted decidiera crear su empresa su disquera propia.
J.P: Es verdad, Art Ford era el locutor número uno en la ciudad de New York. Él conocía a todos los artistas y fue el que nos presento, el día de su cumpleaños, a Nat King Cole, que después trabajé con él. Eso fue una cosa que me desencantó mucho porque para mí los disqueros que estaban en ese tiempo, pensaban “en pequeño” y yo quería hacer una empresa grande donde todo el mundo se iba a beneficiar. Nadie quiso invertir y se me cayó el negocio porque cuando yo iba a empezar con Art Ford vino Chubby Checker con el Twist y me mató la Pachanga.
E.S: Y ahí hubo un motivo más para que Usted diera el paso para algo propio como lo fue Fania con Jerry, puede ser?
J.P: Bueno ahí fue que empezó la idea porque ya Al Santiago no me pagaba las regalías y yo le dije no, yo voy a empezar lo mío y una vez le dije que yo iba a comprar la compañía Alegre y lo logré.
E.S: Allí empezó Fania con Jerry Masucci, con los primeros discos y ya no era Pacheco y su Charanga, sino Pacheco y su Tumbao, recogiendo el formato de conjunto cubano. ¿ Eso fue una transición motivada porque sintió que ya la moda de la Charanga estaba pasando o un tema de plantel de los músicos?
J.P: Es un factor de todo porque yo siempre me he considerado una persona muy dichosa, todo lo que empezaba me salía. Yo terminé la Charanga porque no habían violines que tocaran bien la música (que sin embargo yo siempre he dicho que es una música tan sencilla pero hay que sentirla). Entonces cambié: “vamos a ponerle nostalgia, vamos a hacerlo tipo sonora”. Cuando hice eso me llamaron para que empezara la Feria Mundial de Nueva York en el año 64 y me cayó de lo mas bien porque querían metales no violines y para eso formé el Tumbao. Así fue que empecé con el Tumbao y empezamos a grabar.
E.S: Y de esa primera etapa de Fania hay un disco que para mí está entre mis favoritos que es “Pacheco, his Flute and Latin Jam” donde usted convoca a una descarga con muchos músicos buenos entre ellos dos músicos de la época de la Sonora Matancera, como eran Lino Frías en el piano y Caíto, esa voz inigualable de la Sonora.
J.P: También cantó Celio Gonzales y había otros músicos más pero esos fueron los que lo iniciaron. Eduardo yo te quiero decir, hace como unos meses atrás Irizarry, que toca timbal (un buen timbalero de los que viven aquí ) compró ese disco y creía que estaba hecho en Cuba porque dice que sonaba completamente distinto a lo que se hacía en Nueva York.
E.S: por eso le digo, ese disco de “Pacheco, his Flute and Latin Jam” para mí es uno de mis favoritos, por esa sonoridad que tiene.
J.P: Bueno a mí me encanta y lo estoy recomendando porque es una cosa que yo hice distinta y allí está Bobby Valentín tocando trompeta (que en ese tiempo él tocaba trompeta y no el bajo) y Chombo Silva.
E.S: Claro, el gran Chombo Silva, el saxofonista y que también fue violinista suyo en la época de la Charanga.
J.P: Con la Charanga era violinista, él era el “Rey del Chalalá”
E.S: En unas grabaciones con El Conde se alternaba Monguito, que fue un personaje muy especial, un cantante muy particular en su manera de atacar lo cubano
J.P: Bueno lo que pasa es que a mí siempre me gustaron cosas distintas. Monguito tenía una voz que era tirando a Miguelito Cuní y una de las cosas que yo hice también fue que yo empecé con el sonido de la Sonora Matancera pero yo tenía la influencia de Arsenio Rodríguez. Lo que hice fue que le agregué el tres y entonces le metí el bongó, estilo Chappottín. Por eso el Tumbao cogió otro sabor más típico.
E.S.: Exacto y a partir de ahí Usted tiene una larga discografía propia y también recluta a jóvenes músicos que aparecían en la escena musical para su disquera Fania. Tal vez los más recordados y los más queridos fueron el binomio Willie Colón con Héctor Lavoe. En algún momento Héctor Lavoe quería a toda costa ser cantante suyo pero estaba El Conde y yo me imaginaba, hacía el ejercicio mental, de qué hubiese sido Héctor Lavoe, cantante de Pacheco en esa época.
J.P: Bueno, yo conocí a Héctor porque él iba donde yo tocaba y se sentaba en la tarima y me decía “Pacheco dame un ‘break’ que quiero cantar contigo”.
Hasta que un día me cogió por la buena y yo le dije sube y se volvió loca la gente cuando nos vieron. Y da la casualidad que yo tenía a Willie que no tenía cantante y aproveché y los uní a los dos, que es una de las cosas que en la película no la pusieron como debió ser.
E.S.: Exacto, Usted fue el promotor de esa asociación histórica para la Salsa como fueron Willie y Héctor. Usted es director de grabación de los primeros discos de ellos.
J.P: Bueno, yo hice la primera grabación y tal vez la segunda y después que yo les enseñaba los truquitos los dejaba solos. Me refiero a Larry Harlow, Ismael Miranda, Papo Lucca. Me acuerdo cuando grabé al Apollo Sound, que nomás habían tres canales y me salió un sonido increíble. Lo hice en Puerto Rico y todos los ingenieros fueron a ver cómo es que yo trabajaba eso.
Source: radioelsalsero.com