Fuente: El Estímulo, Venezuela. Por: Aquilino José Mata
Un concierto absolutamente fuera de serie fue el que presentó Oscar D’León los días viernes 16 y sábado 17 de septiembre en la sala Ríos del Teatro Teresa Carreño. Celebraba de esta manera sus 50 años de vida artística.
Hablamos de un espectáculo lleno de momentos brillantes, donde el bien llamado Sonero del Mundo, una de las figuras artísticas más internacionales de nuestro país, demostró que a sus 79 años sigue cantando mejor que nunca y que aún ostenta una energía a toda prueba como para permanecer durante tres horas y veinte minutos en escena. En ese lapso brindó lo mejor de su arte ante una audiencia delirante, que se le entregó sin reservas, bailando y coreando sus canciones y ofrendándole aplausos y vítores continuos. En síntesis, una celebración consistente y sin baches.
Producción impecable y de lujo
Acompañado por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dirigida por el joven y reconocido maestro Christian Vásquez, del Coro Sinfónico Simón Bolívar y de su propia agrupación, Oscar D’ León se paseó por los más grandes éxitos de su vasto repertorio, desde sus inicios con la Dimensión Latina hasta hoy. Los arreglos sinfónicos, a cargo de Pedro López y Abraham Maduro, le imprimieron categoría y densidad a este inapreciable legado musical.
La puesta en escena, impecable y llamativa, fue producto de largos meses de preparación, con un minucioso y concienzudo trabajo de producción, sin descuidar ningún detalle, incluyendo rigurosos y bien estructurados ensayos para que todo quedara a pedir de boca, como efectivamente ocurrió. Aquí funcionó eficazmente la alianza entre las empresas Image producciones y Oz Show con el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela y la Fundación Teresa Carreño.
Una noche inolvidable
El concierto del viernes 16 de septiembre, que fue al que asistimos, empezó a las 7:24 pm. Impresionante el primer efecto visual al apenas abrirse el telón, con más de 200 personas en escenas, distribuidas en un atrayente dispositivo de tres niveles, con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, en el centro y en primer plano, y en el fondo el coro, dividido en dos tarimas, así como la orquesta con los quince músicos de Oscar D’León. Todo ello, apoyado por una iluminación fascinante y climática, que le otorgaba al conjunto el empaque del mejor espectáculo internacional.
Tras el escenario trabajaron más de 100 personas encargadas del sonido, las pantallas panorámicas que rodeaban la escenografía y otros aspectos de la producción en general.
Al apenas aparecer en escena, desde la parte posterior de la orquesta y ataviado con una chaqueta dorada brillante, el recibimiento del Sonero Mayor por parte de la devota y multigeneracional audiencia, resultó clamoroso. Lo que vino durante las más de tres horas que le siguieron solo puede ser calificado de apoteósico. Ver a un gran artista hacer gala, a sus 79 años, de la energía y el buen hacer que desplegó, es admirable y digno de una especial mención.
Repertorio de medio siglo
El cantante abrió los fuegos con Mi negra está cansá y por ahí se desprendió en una actuación que abarcó 40 canciones, la mayoría éxitos suyos acumulados en sus cinco décadas de vida artística. Algunos de los temas que interpretó a lo largo del memorable concierto, que marcó su regreso a los escenarios venezolanos después de varios años, fueron, entre muchos otros, El frutero, Mata siguaraya, Llorarás, La Mazucamba, con su hija Iroska moviendo las caderas, como lo hacía cuando esta pieza estaba muy pegada; Sigue tu camino y Taboga, de sus inicios con la Dimensión Latina -orquesta con la cual anunció en rueda de prensa, dos días antes de este show, que se propone reunirse con ella para varias presentaciones-, así como también La piragua, Divina niña y Detalles.
En una de esas paró y gritó: “¡Calipso, maestro!” y sonó la muy vibrante Guayana es, un alegre aire carnavalesco con el cual dijo que remarcaba su esencia venezolana. El coro de la Simón Bolívar, entusiasta y festivo, no dejó de bailar en este segmento, cautivado por la contagiosa interpretación del artista.
En honor a Billo y Celia
Recordó también a Billo Frómeta cantando Ariel, que grabó en vivo hace muchos años, en un concierto en el Gran Salón del desaparecido Caracas Hilton, en un homenaje al maestro dominicano.
Hora y media después, dijo. “Voy y vengo” y salió de escena por unos ocho minutos, mientras el piano y parte de la orquesta entonaba un tema melódico para ambientar, en semipenumbra, la breve espera.
Al reaparecer, vestido con un traje blanco, estelarizó uno de los mejores y más entrañables momentos de la noche, al entonar un popurrí de boleros, compuesto por Dolor cobarde, de Miguelito Valdés, de su época con la Dimensión Latina; Somos novios, de Armando Manzanero; Cuando estemos viejos, de Billo Frómeta y Frenesí, de Alberto Domínguez Borrás, que hace varios años versionó en una muy lograda adaptación. Luego le dijo a Christian Vásquez -incansable y lleno de energía, como él, en su rol de director de la Simón Bolívar-: “Maestro el público está frío”. Y atacó El manisero, el célebre son cubano de Moisés Simons, que volvió a poner a bailar a todo el mundo.
El de Oscar D’León por sus 50 años artísticos, ha sido, a no dudarlo, uno de los mejores espectáculos en lo que va de año. Foto Daniel Hernández
Y fuera de programa, según diría, homenajeó a la gran Celia Cruz con Bemba Colorá. La inició con un toque lento y lírico, que luego remató con el ritmo de salsa original del tema popularizado por la singular cantante cubana, que finalizó al grito de “¡Azúcar!”. Le pidieron igualmente Mi tierra, que no estaba en el programa, y él complació la petición acompañado por su orquesta.
Despedida a la llanera
Al llegar a las tres horas de concierto, anunció que estaba por despedirse y cantó Caballo viejo, de Simón Díaz, seguido del Alma llanera de Pedro Elías Gutiérrez y Rafael Bolívar Coronado. Salió de escena, pero ante la aclamación de la audiencia, que no cesaba de aplaudir y pedir “¡Otra, otra!”, regresó y repitió Llorarás, para ponerle punto final a un concierto que, como este de sus 50 años artísticos, resultó especialmente memorable y que quedará para la posteridad, en un video que fue grabado para comercializarlo a fin de año por el Sistema Nacional de Orquestas.
El de Oscar D’León por sus 50 años artísticos, ha sido, a no dudarlo, uno de los mejores espectáculos en lo que va de año. Por encima inclusive de los de las estrellas foráneas que nos han visitado hasta ahora en este repunte de atracciones internacionales, que estalló en junio pasado y que parece indetenible.
Habiendo acompañado a Oscar D’León en algunas de sus giras, lo hemos visto actuar en París, Londres, Roma,Milán, Zurich, Ginebra, Amsterdan, Nueva York y, por supuesto Caracas, entre otras ciudades, y en todas esas presentaciones ha tenido un desempeño a tono con su calidad y prestigio artístico. Pero en nuestra opinión, este que acaba de protagonizar en el Teresa Carreño ha sido el más relevante de todos en cuanto a producción y aliento creativo en su puesta en escena, respaldado por una gran orquesta y coros y poniendo de manifiesto que sus condiciones vocales e interpretativas, así como sus condiciones físicas, son las de un artista al que aún le queda bastante camino por recorrer.
Ojalá que los espectáculos internacionales que vengan de ahora en adelante sean del nivel del que acabamos de ver con Oscar D’León, un auténtico profeta en su tierra.
En primera persona
Una nutrida agenda debió cumplir Oscar D’León en esta visita de reencuentro con su país. De las entrevistas que concedió, así como del material promocional de prensa, seleccionamos este compedio de opiniones, que lo retratan cabalmente:
“Celebrar 50 años de carrera artística en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, y junto a mi público venezolano, es lo más grande que yo haya podido lograr.”
“Agradezco a Venezuela el privilegio de ser profeta en mi tierra.”
“Repasar mi carrera es recordar inevitablemente a los muchachos que yo llamé para formar la Dimensión Latina.”
“Cuando arrancamos con la Dimensión Latina, Celia Cruz llegó a Caracas y tuvo la oportunidad de vernos en televisión y llegó a Nueva York hablando de un negrito que tocaba el bajo y cantaba. Eso me lo contó ella y lo recuerdo con cariño.”
“Físicamente uno de prepara para esto como si fuera un jugador de fútbol, un pelotero o un boxeador. La idea es tener una buena preparación física y mental y alimentarse muy bien para estar sano.”
Source: radioelsalsero.com